¿Qué
es un “texto folclórico”? o mejor,
¿qué es el “folclore”?
Así
fue como empezó nuestra clase de Literatura el día que empezamos este bloque. A
simple vista puede parecer una pregunta fácil, pero cuando me paré a pensarla
descubrí que no lo era tanto, o al menos eso me parecía a mí.
La
verdad que nunca me había hecho ninguna de esas preguntas a mí misma, ni me
había dado por buscar la palabra folclore
o folklore (como se escribe
también en algunos idiomas) en el diccionario. Cuando yo oía hablar del
folclore o de algo folclórico, lo primero que se me venía a la mente,
relacionado con España, era una mujer con un vestido flamenco bailando
sevillanas. Y lo cierto es, que aquel día en clase, relacionarlo con los textos
y con la literatura, infantil o no, no me resultaba nada fácil.
La
RAE (Real Academia Española), define el folclore como “conjunto de creencias, costumbres, artesanías, etc., tradicionales de
un pueblo”.1
Bueno,
al menos lo que a mí se me venía a la mente estaba relacionado con lo que era
en realidad.
Sin
embargo en clase no nos quedamos ahí, cosa de la que me alegro bastante, pues
nunca es malo aprender más sobre algo.
Aprendimos
que el folclore se estudia desde la sociología y desde la antropología, sin
embargo cuando hablamos de “textos
folclóricos” (que también son llamados textos “de tradición cultural”) se amplían los ámbitos; pues estos textos
son estudiados desde la filología, desde la psicología, desde la psiquiatría,
etc.
Aprendimos
también a diferenciar entre popular, clásico y folclórico; términos que a veces
parecen sinónimos o son utilizados como tales pero que no significan del todo
lo mismo. El primer término hace referencia, bien a algo que es muy conocido, o
bien a algo propio de un pueblo; el segundo, se refiere a algo que está muy
asentado en el entorno o en la tradición cultural (por ejemplo un domingo de
fútbol); y el tercero significa, como ya he dicho anteriormente, algo de
tradición cultural que suele ser popular en el sentido de ser propio de un
pueblo pero no necesariamente en el sentido de ser conocido.
Las
características de estos textos son las siguientes:
- Se
trasmiten de boca en boca, de generación en generación.
- Por
ello, no tienen autor. Ya que al irse contando de unos a otros, la historia
poco a poco se va modificando, bien de forma intencionada o no.
- Al
no tener autor, existen varias versiones de la misma historia, sin poder
establecerse así una de ellas como la historia original.
- No
eran especialmente para niños, sino que se solían contar a la luz de la lumbre
para entretener a la familia.
- No
pretendían enseñar, por lo que no tienen moraleja.
- Reflejan
la forma de vida según la época en la que se contara (así la misma historia
variaba en la Edad Media y en el siglo XVIII, ya que cada una se iba adaptando
a la época). Reflejan también los sueños, miedos, esperanzas, deseos, etc. del
pueblo.
Como
la mayoría de los textos, éstos también han tenido manifestaciones en los
distintos géneros literarios: teatro, poesía y prosa.
En
cuanto al teatro, se desarrolla entre la gente del pueblo, que no sabía leer ni
escribir, por ello, este género tiene determinadas características: puede ser
de dos tipos, bien de carácter religioso, que tiene que ver con las
festividades religiosas; o bien de carácter profano, donde se diferencia a su
vez entre histórico y de celebración de las estaciones.
Por
otra parte, había también representaciones teatrales para niños, que son los
conocidos como “Títeres de Cachiporra”
En
cuanto al género poético, durante mucho tiempo estuvo unido a la música, ya que
los poemas se recitaban con ésta e incluso con bailes.
Este
género es el que más manifestaciones infantiles tiene, ya que recoge todas las
canciones que cantaban los niños al jugar, teniendo éstas como característica
principal que no tienen ningún sentido.
Antón, Antón,
Antón Pirulero,
cada cual, cada cual
que atienda su juego,
y el que no lo atienda,
pagará una prenda.2
En
el género de la prosa, destacamos que es un género muy extenso, ya que existen
numerosos textos folclóricos de este género. La clasificación más conocida de
estos textos es la de Vladimir Propp:
antropólogo ruso del siglo XX, pensaba que cada lugar tenía sus propios cuentos
folclóricos. Esta idea era equivocada ya que los cuentos no se conocían sólo en
un país o región sino que traspasaban fronteras y se conocían en más lugares.
Propp comenzó a recopilar cuentos y encontró tantos que decidió clasificarlos
en cuatro categorías:
1-
Mitos:
historias de origen religioso o mitológico (ahora estarían consideradas como
paraliterarias3)
2- Cuentos de animales: divididos a su vez en dos: por un lado las fábulas, en las que los personajes son animales que representan los vicios y virtudes de los humanos y en las que los textos son alegóricos, es decir, las acciones no son reales sino simbólicas; y por otro, los cuentos propios de animales, que son cuentos animistas en los que los personajes, que también son animales, están dotados de cualidades humanas y representan roles reales humanos.
3- Cuentos de fórmula: son aquellos en los que la persona que los cuenta ha de memorizar una o varias fórmulas que sustentan el cuento y que sin ellas éste no sería igual. Dentro de este género se distinguen: cuentos acompañados de música; cuentos infinitos, también llamados “cuentos eternos”; y cuentos acumulativos, en donde sólo hay una acción que se repite constantemente añadiendo personajes.
4- Cuentos de hadas o maravillosos: en los que hay un personaje mágico o fantástico que normalmente hace de ayudante o de antagonista del protagonista.
Propp
se dedicó mayormente a estudiar esta última categoría. Recogió todos sus
artículos en su libro titulado “Morfología
del cuento”.
¿Cómo
vais? ¿Entendéis lo que os voy escribiendo? ¿Mucha información? Fijaos si dan
de sí mis clases de Literatura…y eso que normalmente suele parecernos aburrida,
aunque lo cierto es que llegados a este punto de las clases yo, que reconozco
que leer me gusta mucho pero que Literatura como historia nunca ha sido del
todo de mi agrado, sólo quería que me siguieran contando más y más cosas…y eso
espero que os esté pasando a vosotros también…Bien, ¡sigamos!
Antes
de Propp, en los siglos XVII y XVIII, al rey Luis XIV de Francia le gustaba que
en sus veladas le entretuvieran contándole historias, por lo que sus cortesanos
se iban a los pueblos cercanos a aprender cuentos para poder contárselos. Uno
de estos cortesanos era Charles Perrault,
que se dedicaba a escuchar y recopilar los cuentos que la nodriza les contaba a
sus hijos, para después contárselos a la realeza, no sin antes cambiarlos para
que tuvieran alguna enseñanza y así moralizar a los reyes. De esta recopilación
publicó un libro llamado “Cuentos de
hadas”3.
En
Alemania, siglo XIX, aparecen los Hermanos
Grimm, que eran dos hermanos filólogos que pensaban que una buena forma de
que los cuentos culturales no cayeran en el olvido era recopilarlos,
publicándolos en un libro llamado “Cuentos
de los niños y del hogar”. Sin embargo, cuando la gente comenzó a comprar
este libro y lo leían se dieron cuenta de que los cuentos no eran para niños,
como el titulo señalaba, por lo que tras numerosas quejas de los compradores e
insistencias de los editores, los hermanos decidieron cambiar algunos aspectos
de los cuentos, adaptándolos así a los más pequeños.
Coetáneo
a estos hermanos fue Hoffman, que adaptaba cuentos folclóricos al
teatro, la ópera o el ballet. Por ejemplo: “El
Cascanueces”
En
la segunda mitad de siglo, tenemos a Charles
Dickens, famoso por obras como “Cuento
de Navidad”, “Oliver Twist”, “David Copperfield”,
etc.
En
Dinamarca, aparece Hans Christian
Andersen, que al no tener éxito como escritor de teatro y óperas comenzó a
escribir cuentos para niños. Dentro de sus textos podemos diferenciar dos
vertientes:
-
Creados por el: por lo general
son realistas; no hay personajes imaginarios. “La pequeña vendedora de fósforos”, “El patito feo”, “El
soldadito de plomo”
-
Adaptaciones: en las que no
siguió ningún criterio, sino que dejaba lo que le gustaba y lo que no lo
cambiaba. “La Sirenita”, “La reina de las nieves”
Por
último aprendimos los símbolos que subyacen en los cuentos folclóricos, es
decir, aquello que todos estos textos tienen en común y que hay que tener en
cuenta a la hora de hacer adaptaciones. Estos símbolos son los siguientes:
-
Hay un planteamiento de la
historia, en el que se da a conocer a los personajes.
-
El protagonista vive protegido
dentro de un núcleo familiar y al llegar la adolescencia se ve obligado a
apartarse de dicho núcleo para enfrentarse a los peligros del mundo, iniciando
así un viaje que le hace madurar.
-
Dependiendo de esto, de cómo
afronte el protagonista lo que le sucede, se produce un desenlace u otro, pero
el final del cuento siempre es la creación de un nuevo núcleo familiar.
Pues
bien, hasta aquí llegó nuestro bloque II de la asignatura de Literatura
española, literatura infantil y educación literaria.
Para
finalizar me gustaría reflexionar sobre todo lo que os he contado.
Este
tema me ha parecido muy interesante; me ha parecido curioso averiguar cuál es
el origen de los cuentos que sabemos desde que somos pequeños y saber que
algunas historias que más tarde llevó Disney a la gran pantalla, en un
principio no eran así, sino que la factoría las adaptó y cambió.
A
decir verdad, en la realidad, o por lo menos en la que yo he podido vivir en mi
experiencia en los colegios de prácticas en Educación Primaria, todo esto no se
utiliza.
Y
creo que en esto, los profesores comenten un error. Pues por muy pequeños que
sean los niños, les puedes explicar quién era Andersen, Perrault, o los
Hermanos Grimm; no hace falta contarles toda la vida de estas personas, pero sí
hacerles saber que, por ejemplo, el cuento de Caperucita Roja no es como ellos
lo conocen y que ha ido cambiando a lo largo de los años. Y para que se dieran
cuenta de cómo cambian las cosas cuando se van contando de persona en persona,
se podría incluso jugar con ellos al famoso juego del “teléfono escacharrado”.
También
creo la literatura se podría trabajar más y mejor con los niños, hacer actividades
más dinámicas para que aprendan a la vez que se divierten como por ejemplo:
juegos, canciones, representaciones teatrales, taller de títeres5 y marionetas, cuentacuentos,
etc.
Por
otra parte, y relacionado con la actividad que tuvimos que realizar en este
bloque, que era la adaptación de un cuento folclórico para niños de primaria6, creo que es importante saber
adaptar una historia y saber diferenciar entre lo que puedes modificar y lo que
no de la historia inicial.
También
me parece faceta interesante saber contar cuentos, pues creo que en un aula
puede serte útil ya que puedes acercar a los niños a la literatura de esta
forma.
Espero
en un futuro aprender a ello y ser una maestra que inculca en sus alumnos el
gusto por leer, por la literatura y por saber más.
_________________________________________________________________________________
1.
Diccionario
de la RAE
2. Copiado de http://www.musica.com/letras.asp?letra=853877
3. Aquí
podemos encontrar algunos cuentos de Charles Perrault, así como una breve
biografía de éste, e incluso otras versiones de los mismos cuentos.
4. Ver artículo bloque
1 de este blog
5.
Web en la que podemos encontrar manualidades
fáciles para hacer títeres
Desde luego se podría trabajar mucho más el folclore en los colegios. En mi caso, en las prácticas, si se cuenta algún cuento, pero son de esas adaptaciones cortas de los libros de 1000 y un cuentos para dormir... vamos recopilaciones de las que no le gustan a Irune.
ResponderEliminarPero pienso que no debería quedarse solo en los cuentos. Tengo pensado ponerlo en mi artículo pero toda esa riqueza cultural del folclore, como pueden ser canciones o juegos como los 5 lobitos... son recursos que se pueden trabajar en clase y que a los niños, especialmente en primer ciclo, les encantaría, pues seguro que mucho de lo que se pueda usar se lo han escuchado a sus abuelos y trabajarlo en común en clase hace que se den cuenta de la realidad con más claridad... Por un lado, porque el resto de sus compañeros también tienen abuelos que les enseña las mismas cosas (o diferentes). por otro lado, porque reconocen y hacen memoria para aportar nuevos recursos.
Supongo que se trata de buscar la forma de trabajar una idea, como es el folclore, en clase, intentando captar la atención del alumno.
Dos cosas para que esté perfecto:
ResponderEliminar- Tienes que quitar de ahí a Dickens. No es un recopilador ni un adaptador sino un escritor-autor. Os lo nombré por la similitud entre sus relatos sobre niños de la calle y los de Andersen, pero no debe aparecen en este bloque.
- Como comenta Bea, cuando critiques el uso (o falta de uso) en el aula de estos textos y lo que vas a hacer cuando seas maestra, habla también del verso y del teatro (aunque este último se use en momentos puntuales.